Tu Ángel de la Guarda es tu Orisha tutelar, deidad padre o deidad madre.
Tu camino en esta vida sacerdotal, fue preparado en el molde espiritual y
energético de los Orishas. En consecuencia, tú reproducirás en tu vida
personal, aunque no te lo propongas, aunque no te des cuenta, incluso
aunque no lo creas, de alguna manera, o de muchas maneras, las
reacciones, los conflictos, y las posiciones particulares de los Orishas
con los que estás vinculado o vinculada, y principalmente, de tu Orisha
padre o de tu Orisha madre.
Has sido iniciado y consagrado, o iniciada y consagrada, en el culto a
los Orishas, además de tu Orisha tutelar u Orisha personal, con tu
nacimiento en el culto “Regla Osha”, se cerraron y firmaron pactos
perpetuos y profundos con otros Orishas regentes de la Naturaleza.
Y por virtud de esos pactos verdaderos y solemnes, tú estás viviendo
desde entonces una vida diferente. Debes conocer con propósito, tus
deberes, tus derechos, tus compromisos, y tu relación energética y
espiritual con los Orishas de tu pacto.
Si un día cayeras en el error, en la tentación, en la desgracia o en el
fracaso, si día llegara en que a nadie le importara tu saludo, si tu
única compañía fuera alguna vez tu propia soledad, deberás recordar que
no estás solo, deberás recordar que no estás sola. Porque no lo estás
ahora. Y ya nunca lo estarás.
No te olvides de los Orishas de tu pacto. Porque ellos están ahora, y siempre estarán contigo.
Ellos te defenderán cuando estés en problemas.
Ellos te rescatarán desde donde estés atrapado o atrapada, extraviado o extraviada.
Te ayudarán a elevarte desde donde has descendido.
Te ayudarán a integrarte y a adaptarte al mundo.
Te asistirán para que cumplas tu misión en esta vida.
Porque ellos, los Orishas de tu pacto, son tu familia de piedras.
Porque ellos, los Orishas de tu pacto, son tus mejores amigos, y son tus compañeros más cercanos.
Ellos son la familia y los amigos más leales que has tenido, y son la familia y los amigos más leales que tendrás.
Y has de saber que, mientras tú no invalides con tus propias acciones
tus propios compromisos, ellos no te abandonarán, porque los pactos son
perpetuos.