La primera cosa que hay que decidir es la de hacer el propio trabajo y hacerlo regularmente,
la de recordarse a uno mismo sobre ello, la de no dejar que la cosa resbale. Olvidamos con
demasiada facilidad. Decidimos hacer esfuerzos (cierto tipo de esfuerzos y cierto tipo de
observaciones) y entonces cosas de lo más corrientes, octavas ordinarias, lo interrumpen
todo y lo olvidamos por completo. De nuevo recordamos y de nuevo olvidamos, y así
sucesivamente. Es necesario olvidar menos y recordar más. Es necesario mantener ciertas
realizaciones, ciertas cosas que ya se han asimilado y entendido, siempre presentes. Hay
que intentar no olvidarlas.